lunes, 10 de diciembre de 2012

REALISMO

El realismo literario :
Es una corriente estética que supuso una ruptura con el romanticismo, tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en la segunda mitad de siglo XIX.El realismo pretende la reproducción exacta, completa, sincera, del ambiente social y de la época en que vivimos... Esta reproducción debe ser lo más sencilla posible para que todos la comprendan.

Características

   
Los rasgos fundamentales del realismo son los siguientes:
  • Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad.
  • Se opone al romanticismo en su rechazo de lo sentimental y lo trascendental; aspira, en cambio, a reflejar la realidad individual y social en el marco del devenir histórico.
  • Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
  • El lenguaje utilizado en las obras abarca diversos registros y niveles de lenguaje, ya que expresa el habla común y se adapta a los usos de los distintos personajes, que son complejos, evolucionan e interactúan influyendo en otros.
  • Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
  • El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
  • Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible. 
EL REALISMO MEXICANO
La novela realista llegó a la literatura mexicana cuando ya era común en las literaturas de los países europeos. Cercano al modernismo, el realismo tuvo críticas y detractores entre los poetas modernistas.
     El realismo en México se desarrolló durante el porfiriato, con grandes novelistas como Emilio Rabasa, José López Portillo y Rojas, Rafael Delgado, Ángel de Campo, Heriberto Frías, Federico Gamboa y Carlos González Peña, entre otros.
     Abarcó los años de 1877 a 1910 y en él la figura política principal fue Porfirio Díaz, quien gobernó México por más de 30 años. A este periodo se le conoce con el nombre de "la paz porfiriana", que se caracterizó por el impulso de la economía, pero también por las brutales represiones contra los inconformes y disidentes políticos. También durante este periodo, se crearon los primeros bancos y se construyeron 24 000 kilómetros de vías férreas, que activaron el comercio, la minería, la industria cervecera, tabacalera y textil. La agricultura alcanzó un alto desarrollo, principalmente en el sureste del país, pero siempre a costa del trabajo de los campesinos que eran tratados como esclavos, atados con las cadenas de la deuda a las tiendas de raya.
     En la vida cultural se extendió la educación y las escuelas públicas para la clase media. Se creó el Consejo Superior de Instrucción Pública que fue elevado a Secretaría en 1905. Justo Sierra restauró en 1910 la Universidad Nacional, que había sido suprimida por Valentín Gómez Farías en 1833. Se desarrolló activamente el periodismo, sobre todo contra el gobierno, y fueron perseguidos periodistas como los hermanos Flores Magón, Filomeno Mata y Daniel Cabrera, fundador del periódico El hijo del Ahuizote.
     El positivismo, doctrina filosófica francesa que promovió Gabino Barreda en nuestro país, fue el pensamiento que adoptó el Porfiriato. Si bien Barreda proponía libertad, orden y progreso, es decir, la libertad como medio, el orden como base y el progreso como fin, el Porfiriato lo redujo a orden y progreso.
     El realismo mexicano rechazó el positivismo porfiriano y propuso el nacionalismo, la mexicanidad y la búsqueda de la justicia social. De ahí surgió una literatura pujante, cruel y vigorosa, llena de color y de vida, que narraba episodios de la Revolución, dramas y escenas campesinas, pero con un hondo contenido social.
     Ignacio Manuel Altamirano fue maestro de varias generaciones literarias. Entre sus mejores obras se encuentran Clemencia, El Zarco y Navidad en las montañas, las dos últimas con tintes realistas. En la novela de la corriente realista hay una tendencia a idealizar costumbres y personajes, un anhelo por lograr paz y justicia, y un gran apego a la patria. En el campo de la crítica literaria, Ignacio Manuel Altamirano escribió numerosos ensayos y biografías que se recogieron bajo el título de La literatura nacional.
     Altamirano fue sin duda romántico, pero su interés por la cultura literaria y la historia lo convirtieron en precursor del realismo mexicano.
     Los autores mexicanos leían y admiraban a los escritores realistas europeos como el francés Balzac y su Comedia humana; a Benito Pérez Galdós, el historiador y cronista español con su obra Episodios nacionales, y al también español José María de Pereda, que con sus novelas regionalistas inspiró la obra del mexicano Rafael Delgado. De Inglaterra llegaron obras como Oliver Twist, de Charles Dickens.
     Estas influencias contribuyeron a que los autores mexicanos reflejaran en sus obras, cada vez con mayor énfasis, descripciones objetivas de la realidad, sin abandonar las reminiscencias románticas como el sentimentalismo. Surgieron así autores realistas como:
     Heriberto Frías, que en su obra Tomóchic refleja las tensiones sociales del Porfiriato.
     Rafael Delgado, que en sus cuentos y novelas expresó los prejuicios de la vida provinciana, como en su relato "Asesinato en Palma Sola", que forma parte de los cuentos reunidos en la obra Cuentos y notas (1902).
     José López Portillo y Rojas, quien en su novela La parcela denunció las injusticias y brutalidades cometidas por la policía rural porfiriana.
     Ángel de Campo (Micrós), quien con toda objetividad y realismo describió la vida de los habitantes de los barrios populosos de la Ciudad de México.
     Otros autores de la novela realista en México son:
     Arcadio Zentella Priego (1844-1920), autor de la obra que es considerada la primera novela realista mexicana: Perico, en la que narra las desventuras de un peón que mata a su amo y cuando es capturado se enfrenta a una justicia que sólo sirve a los ricos y poderosos.
     Emilio Rabasa (1854-1930), autor de La bola, El cuarto poder y Moneda falsa, entre otras novelas que denuncian las injusticias sociales. Algunos ejemplos de la literatura romántica y realista mexicana del siglo XIX son: Al... de Justo Sierra, El asesinato de Palma-Sola de Rafael Delgado.
     Las características de ambas corrientes son similares a las del romanticismo y realismo europeos, con algunas diferencias. A continuación se muestran las características que tuvo el romanticismo tanto en Europa como en México.
     Características del romanticismo europeo:
  • Fue una reacción contra los neoclásicos.
  • Evadió la realidad y se recreó en la historia y el pasado.
  • Fue pesimista y creyó en el destino providencial.
  • Surgió en Alemania e Inglaterra, entre los últimos años del siglo XVIII y de ahí se extendió a toda Europa.
     Características del romanticismo mexicano:
  • No existió el enfrentamiento de los neoclásicos y románticos. En México, estos grupos convivieron pacíficamente en la Academia de Letrán.
  • Representó la voz del reclamo social.
  • Se encauzó contra la tiranía, la tradición y los privilegios.
  • Comenzó con la Independencia, pero fue hasta la restauración de la República en 1867 cuando el romanticismo alcanzó su mayor esplendor.
     A manera de resumen se puede decir que el romanticismo y el realismo en hispanoamérica se distinguieron de las corrientes europeas; en que tuvieron gran interés por las tendencias sociales y políticas de la época; el romanticismo floreció en el periodo de la restauración de la república en México, mientras que el realismo tuvo su auge durante el Porfiriato.


 Benito Pérez Galdós (1843 - 1920)
Benito Pérez Galdós nació en Gran Canaria, pero estudió en Madrid, aunque finalmente dejó los estudios para dedicarse a escribir. Sus ideas políticas le acabaron perjudicando y en los últimos años de su vida Quedó ciego y atravesó por dificultades económicas.
Es el escritor realista que más escribió y entre su obra hay que destacar:
  • Los episodios nacionales son una crónica de conflictos importantes en España. Superó el romanticismo tratando historia reciente
  • Las novelas de primera época ataca la intolerancia y el fanatismo, especialmente entre progresistas y tradicionalistas
  • En las "Novelas españolas contemporáneas" describe la sociedad contemporánea sin defender una ideología en concreto sino que permanece imparcial. La obra destaca por la mayor profundidad y complejidad de los personajes.
  • Por otra parte, ni siquiera en las Novelas de tema espiritual, que tratan temas espirituales, abandona observación detallada
El gran mérito de Galdós fue su arte al trazar el panorama de la sociedad española de su época. Superó el costumbrismo regional de otros autores y trata la división de progresistas y tradicionalistas proponiendo como única solución la Tolerancia y la armonía.
III.a) Leopoldo Alas Clarín (1852 - 1901)
Leopoldo Alas Clarín nació en Zamora, pero vivió en Oviedo. Fue muy influenciado por los krausistas y un firme de defensor de las ideas liberales y republicanas. Destacó por ser muy crítico y sensible a las injusticias.
Entre su obra crítica hay que resaltar sus ensayos que destacan por su certeza de juicio. Como critico literario (Novedades literarias, corrientes literarias ...) fue un Gran defensor de Galdós. 

 Su obra narrativa destaca por sus cuentos y novelas cortas. Llama la atención sobre la misma su espíritu crítico y su sensibilidad por situaciones humanas. También fue el autor de dos novelas largas: "La Regenta" y "Su único hijo" . Mientras sus cuentos tuvieron mucho éxito, La Regenta no tuvo éxito hasta mucho más tarde. Destaca La Regenta por la psicología de los personajes, la perfecta estructuración y la técnica narrativa moderna.




Benito Pérez Galdós


EL REALISMO
REALISMO EN FRANCIA

GUSTAVO FLAUBERT
Considerado el máximo exponente de la narrativa del realismo, Gustave Flaubert ha pasado a la historia como un estilista consumado que consagraba días enteros a la búsqueda de le seul mot juste (la palabra justa). Hijo de un cirujano y de la hija de un respetado médico de Ruán, empezó a escribir de niño, publicó su primer poema a los dieciséis años, y, tras estudiar leyes en París por mandato de su padre, suspendió los exámenes finales en 1843 a raíz de una enfermedad nerviosa, que lo obligaría a buscar paz y reposo hasta el fin de sus días. Tres años más tarde, las muertes de su padre y de una hermana lo dejaron en posesión de una herencia cuantiosa, y se instaló a escribir en la finca familiar de Croissert, cerca de Ruán, a donde lo visitarían más tarde destacados literatos.
Sus esfuerzos titánicos por encontrar la palabra exacta y la frase perfecta lo emplearía durante cinco años en la redacción de Madame Bovary, cuya protagonista, una burguesa tan típica y provinciana como su propia madre, encarnaría los sentimientos del autor contra la mezquindad y la hipocresía de la clase media. Publicada por entregas en 1856, esta obra cumbre de las letras francesas le acarreó a Flaubert un juicio por inmoralidad, del que salió absuelto en 1857 poco antes de la publicación del libro. La novela histórica Salambó, ambientada dentro de una vena tan romántica como realista en la antigua Cartago, se añadiría en la década siguiente a su obra publicada en vida, que incluye también Las tentaciones de San Antonio y el volumen de relatos Tres Cuentos. La novela inconclusa Bouvard y Pecuchet y su Diccionario de lugares comunes serían editados póstumamente, al igual que la célebre novela de aprendizaje La educación sentimental. Esta última novela narra la historia de un joven burgués y de sus frustrados amores con una mujer casada. Soltero de por vida, Flaubert se acostumbró a pasar los inviernos de sus últimos años en París y a oficiar allí como anfitrión de sofisticadas veladas literarias, en las que conocería a su discípulo de más de una década Guy de Maupassant. Su Correspondencia, publicada también tras su fallecimiento, es una valiosa fuente de información sobre una vida consagrada a hacer de la literatura un arte puro y sin concesiones.
MADAME BOVARY
Acusada de inmoralidad ante un tribunal francés en 1856, Madame Bovary inauguró una nueva era en la historia de la narrativa. Su autor se inspiró para su composición en varias historias verídicas de la época, entre ellas la de una mujer llamada Delphine Delamare, casada con un médico normando que había muerto de pena tras descubrir que su esposa le había sido infiel y lo había dejado en la ruina. La protagonista de la novela, una burguesa típica e infiel como la del publicitado caso Delamare, pudo estar basada también en Louise Pradier, otra adúltera tristemente célebre, a quien el autor visitaría en diversas ocasiones desafiando el ostracismo social. Interrogado más tarde acerca de la identidad real de su personaje, Flaubert respondería con la célebre frase: “Madame Bovary soy yo”. Bajo la trama convencional de una crónica de adulterio, la novela, subtitulada Costumbres provincianas, refleja efectivamente la antipatía profunda del autor hacia la moral social que condenaba el adulterio, y hacia la mentalidad mercantil y la mediocridad intelectual de la burguesía francesa. Su heroína, Emma Bovary, es una mujer atrapada en un matrimonio insulso, quien, de la mano de las pasiones románticas de sus libros de cabecera, se entrega un día a la búsqueda de sus ilusiones y transgrede la norma burguesa a través de una serie de aventuras amorosas. La frustración en que al cabo del tiempo la sumen estos escapismos, tanto o más convencionales que su propio tedio marital, la conduce poco a poco a la desesperación y finalmente al suicidio. La penetración psicológica y la maestría estilística de Flaubert transforman esta tragedia banal en una narración soberbia, que registra los más nimios detalles de la vida y los pensamientos de sus personajes, confiriéndoles una existencia tan real como apasionante. Las aspiraciones totalizantes de este novedoso procedimiento determinarían el curso de toda la narrativa posterior. A raíz de la publicación por entregas de la novela en 1856, Flaubert fue acusado de inmoralidad ante los tribunales, y se salvó por escaso margen de ser condenado poco antes de su publicación en forma de libro en 1857. Su obra, reeditada posteriormente en todas las lenguas europeas, es uno de los clásicos indispensables de la literatura universal.

FEDOR DOSTOIEVSKY


CRIMEN Y CASTIGO
La historia narra la vida de Raskolnikov, un joven estudiante de derecho en la Rusia zarista. Aquel joven ve trabados sus sueños por la miseria en la cual se ve envuelto él y su familia, debiendo congelar sus estudios por falta de dinero. En búsqueda de dinero llega a conocer a una vil y egoísta anciana, la cual ejerce el oficio de prestamista.
Al darse cuenta de la riqueza que la octogenaria posee, la mente del protagonista se va emponzoñando con el sucio deseo de asesinarla y robar el dinero que ella guarda en su casa. Tras muchos cuestionamientos morales acerca de lo que significaría matar a la anciana, termina por hacer realidad aquel deseo. Sin embargo, asesina también a la hermana de la anciana, ya que le sorprende en el lugar del crimen.
No había un momento que perder. Él sacó del todo el hacha de debajo del paletó, esgrimiola con ambas manos, sin darse cuenta de lo que hacía, y casi sin esfuerzo, con gesto maquinal, dejola caer sobre la cabeza de la vieja. Estaba agotado. Pero no bien hubo dejado caer el hacha cuando le volvieron las fuerzas.
Como siempre, estaba la vieja destocada. Sus ralos cabellos blancos, diseminados y distantes, grasientos y aceitosos, también como siempre, trenzados en forma de rabo de ratón y sujetos por un pico de peina, le formaban moño sobre la nuca.
Diole el golpe precisamente en la mollera, a lo que contribuyó la baja estatura de la víctima. En una de sus manos seguía aún teniendo la prenda. Él, a seguida, hiriola por segunda y por tercera vez, siempre con el revés del hacha y siempre en la mollera. La sangre brotó cual de una copa volcada, y el cuerpo desplomose hacia adelante en el suelo. Él se echó atrás para facilitar la caída y se inclinó sobre su rostro: estaba muerta.
Pronto la policía se pone a investigar el caso. El protagonista es interrogado por el comisario, que sospecha de él como uno de los autores del crimen e intenta sorprenderle con las preguntas.
El crimen deja al protagonista en gran confusión, se debate consigo mismo sobre si su acción ha sido buena o mala. Además no puede liberarse del sentimiento de culpa. Atormentado por el cargo de conciencia, le confiesa su crimen a su amiga Sonia, una muchacha pobre, pero muy buena, que se prostituye para sostener a su familia. Aconsejado por Sonia, Rodión se entrega a la policía.
-¡Sufrirás, sufrirás!… -Repetía ella en imploración desesperada, tendiéndole las manos.
-Es posible todavía que me haya yo calumniado -observó él sombríamente, cual recapacitando-. Quizá sea yo todavía un hombre, y no un piojo, y me haya juzgado con demasiada precipitación… Todavía lucharé…
Zumbona sonrisa asomó a sus labios.
-¡Qué tormento tan grande vas a sufrir! ¡Toda la vida, toda la vida…!
-¡Me acostumbraré… -Declaró él, adusto y pensativo-. Escucha -empezó, después de un minuto-; basta ya de llanto; es tiempo de obrar; yo vine a decirte que a mí, ahora, me andan buscando, me detendrán…
-¡Ah! -Exclamó Sonia asustada.
Las circunstancias del crimen hacen que no sea condenado a muerte, pero es enviado a trabajar a Siberia. Su hermana se casa con Rasumijin y su madre muere; Sonia visita a Raskolnikov en Siberia y se queda allí a esperar el fin de su condena, dentro de siete años.
Ella estuvo también todo aquel día emocionada, y por la noche volvió a recaer en la enfermedad. Pero era hasta tal punto dichosa, que casi le asustaba su felicidad. ¡Siete años, sólo siete años! Al principio de su felicidad, en algunos momentos, habrían estado dispuestos a considerar aquellos siete años como siete días. Él ni siquiera sabía que la vida nueva no se le había de dar gratuitamente, sino que tendría que comprarla aún cara, pagar por ella una gran hazaña futura… Crimen y castigo


contenido: 




  
madame bovary gustave flaubert MADAME BOVARY
El gran maestro del realismo, Gustave Flaubert, y su novela más característica, "Madame Bovary", una historia contada con enorme hondura en la temática abordada y un intachable retrato de ambientes y personajes, en especial su protagonista femenina, Emma Bovary, quien busca en el adulterio su desahogo existencial.
Por culpa de la publicación de esta obra, Flaubert tuvo que someterse a un pleito judicial, pues según sus inquisidores legales, el libro atacaba a la moral de la época. Naturalmente, el escritor francés fue declarado inocente y absuelto.
Leamos un fragmento:

Él no podía aguantarse sin tocar continuamente su peine, sus sortijas, su pañoleta; algunas veces le daba en las mejillas grandes besos con toda la boca, o bien besitos en fila a todo lo largo de su brazo desnudo, desde la punta de los dedos hasta el hombro; y ella le rechazaba entre sonriente y enfadada, como se hace a un niño que se te cuelga encima. Antes de casarse, ella había creído estar enamorada, pero como la felicidad resultante de este amor no había llegado, debía de haberse equivocado, pensaba, y Emma trataba de saber lo que significaban en la vida las palabras felicidad, pasión, embriaguez, que tan hermosas le habían parecido en los libros......................



jueves, 6 de diciembre de 2012

CORRIENTES DE VANGUARDIA

                                                     DADAÍSMO














El Dadaísmo Literario
Dadaísmo
Schwitters, Merz. Pintura con arco iris (1939). Óleo, madera y madera contrachapada.

El dadaísmo, más que constituir un movimiento artístico concreto, trata de reflejar una disposición particular del espíritu, representa una negación intelectual violenta, un acto extremo de anti dogmatismo, por lo que se vale de cualquier medio para llevar adelante su batalla. Más que la obra, es el gesto lo que interesa a los dada ístas, gesto que va más allá de los puros canales de expresión artística para manifestarse en la política, en las costumbres, en la misma sociedad, siempre que este gesto sea entendido como provocación contra el sentido común, la moral, la ley y cualquier normativa u ortodoxia. De aquí que el escándalo fuera el instrumento preferido para hacer públicas sus acciones. El dadaísmo va más allá del puro significado o la simple noción de un movimiento artístico para llegar a proponer una forma de vivir. En el fondo, lo que desea su áspera polémica contra el arte y la literatura, entendidos como valores eternos del espíritu, es transformar todo lo que llamamos poesía en acción. También los dadaístas, mejor que nadie, tratan de unir estrechamente dos conceptos que andaban separados, arte y vida, y soldar cualquier ruptura que pueda diferenciarlos.

El dadaísmo de Zurich trató de llevar la protesta hasta las últimas consecuencias, hasta la negación absoluta de la razón, lo que le hizo renegar del arte en todas sus formas. Muchos de sus representantes se dedicaron posteriormente a la política, se aliaron a la revolución rusa o se alistaron en la acción revolucionaria alemana, siguiendo la Liga de Espartaco.

La primera Guerra Mundial, que tanto había excitado a los futuristas, provocó una reacción bastante opuesta en otro grupo de escritores y artistas que eligieron el nombre Dadá, palabra que en lenguaje infantil quiere decir caballito de cartón, pero al ser lenguaje infantil podía significar cualquier cosa. Estos escritores y artistas creían que una sociedad capaz de producir algo tan horripilante como la Primera Guerra Mundial era una sociedad malvada, cuya filosofía y cultura deberían destruirse totalmente, ya que estaba social y moralmente en bancarrota.

Sin duda, Dadá consiguió provocar el escándalo, pero en el aspecto positivo, y como muchos de los demás movimientos, hizo que la gente mirara las imágenes de una manera distinta. Las pinturas y los objetos Dadá obligaban al observador a poner en tela de juicio las realidades aceptadas y a reconocer el papel del azar y de la imaginación. Después de la guerra se celebraron en París varias exposiciones y los artistas Dadá entraron en contacto con André Breton, que se había convertido en el portavoz de otro movimiento, el surrealismo. Finalmente, hacia 1922, muchos de los artistas Dadá se habían comprometido con el surrealismo.



Tristán Tzara
Biografía
Tristán Tzara (1896-1963), ensayista y poeta francés nacido en Rumania y conocido principalmente por ser el fundador del movimiento dadaísta. Primero en Zürich y más tarde en París, Tzara escribió los primeros manifiestos del movimiento, en los que definía sus principios nihilistas. Alrededor de 1930 abandonó el pesimismo y la esterilidad propios del dadaísmo y se interesó por el surrealismo. Se unió a la Resistencia francesa durante la   II Guerra Mundial y una vez terminada la guerra desplazó su visión poética hacia los problemas más reales que amenazaban a la humanidad.

Tristán Tzara