EL GRINGO VIEJO
Cuando el gringo viejo se dirigía hacia la búsqueda de su
muerte
preguntó:
¿Por aquí se va a Chihuahua?, la respuesta nos sitúa
inmediatamente en el contexto espacio-temporal en que transcurren los hechos:
"– La lucha está duro por allí; ése es el territorio de Pancho
Villa".
Las primeras ideologías que escuchó el gringo cuando preguntó por
Villa fueron las
voces
de los soldados diciendo:
"- ¡Todos somos Villa!"; dando a entender así
que aquél
hombre
era la figura andante de todos los sueños, aspiraciones, creencias, dolores e
intereses de los campesinos, del pueblo. Era el abogado, el portavoz de los que
no podían expresarse, por eso declaran
"-¡Todos somos Villa!".
Pero para unirse a las tropas de Villa debían tener en claro de
qué se trataba la
revolución:
"No queremos más un mundo dominado por los caciques, la
sacristía, y las aristocracias ridículas que aquí siempre hemos
tenido".
Otros, sin embargo, no aceptaban unirse a las tropas: "La
inmensa mayoría de los soldados se arrancaron en silencio las insignias
federales y se formaron con los villistas.
Pero los otros se resistieron [.] tenían caras orgullosas o
locas o de plano nomás cansadas"; y eran castigados: "se alinearon contra el
muro de adobes y el viejo los vio allí, una colección de humanidad".
La figura de Tomás Arroyo tampoco es la excepción, también es
fusilado al desobedecer las órdenes de Villa, pretendiendo quedarse en la
hacienda de Los Miranda:
"- Pancho Villa detesta a cualquiera que quiera regresarse a
su casa. Eso él lo ve casi como traición. Seguro que me he
expuesto al tomar la hacienda de los Miranda y quedarme aquí".
Aún así, éste declara antes de morir, que sus ideales están
intactos: "Sin embargo, alcanzó a gritar: - ¡Viva Villa!".
A medida que avancemos en este
análisis,
se detallará cómo afecta la revolución a cada personaje.
De este tema tan complejo se desprenden otros como la patria, los
orígenes, la
religión, la otredad,
etc. Se describe con énfasis cada aspecto que caracteriza a la
cultura
mexicana y a la americana (nos referiremos a los EE.UU. como americanos por
asociación con el nombre oficial de dicho país, no por otra cosa).
Harriet Winslow representa a quienes se atemorizan ante lo
desconocido, incluso procura "civilizar", dada su condición de maestra, a los
campesinos del pueblo:
"Mírelos, lo que esta gente necesita es educación, no
rifles. Una buena lavada seguida de unas cuantas lecciones sobre cómo hacemos
las cosas en los Estados Unidos,
y se acabó este desorden".
Los hombres y las mujeres de la tropa son gente de escasos
recursos
económicos, pero con convicciones, ideas de libertad,
que a su vez, suponen un precio
muy alto.
Éstos ven a la maestra como una
mujer
inteligente, pero ignorante de la vida en medio de tanta muerte y desolación;
creen que los
proyectos de
"la gringa" son imposibles de realizar:
"– Pobrecita – dijo una mujer- , es muy buena gente pero no
sabe qué día es mañana. Se sintieron apenados por ella y se rieron como
pajarillos juguetones".
El gringo, en
cambio,
representa la experiencia de la vida y la
guerra,
viene a
México
buscando
la
muerte, sin embargo, intenta comprender a sus "extraños vecinos", en lugar
de cambiarlos como lo desea su compatriota Winslow, se coloca en el lugar del
otro:
"- Usted no se va a quedar a educar a nadie. De repente la
educan a usted primero miss Winslow, y de una manera poco agradable".
"-Ricos o pobres, los mexicanos siempre se desquitan de
nosotros. Nos odian. Somos los gringos. Sus enemigos eternos".
L
a identidad
propia de cada personaje instituye la otredad; cuando el gringo viejo cruza la
frontera
no sólo atraviesa un límite territorial: "La frontera secreta existe dentro de
cada uno y ésta es la más difícil de cruzar porque cada uno espera encontrarse
allí, solitario dentro de sí, y solo descubre, más que nunca, que está en
compañía de los demás".
"Se sintió liberado al cruzar la frontera, como si de verdad
hubiera entrado a otro mundo".
Cuando chocan ambas culturas, es cuando realmente cada uno de
ellos comienza a conocerse a sí mismos
"Cada uno llevaba dentro su México y
sus Estados Unidos", comienzan a recrearse, y eso lo dice hacia el último
capítulo, Harriet Winslow:
"– He estado
aquí. Esta tierra
ya nunca me dejará".
Con respecto a la idea "cada cual tiene dentro sus fronteras
secretas", surge al respecto en esta
novela una
escena que podríamos llamar "fotográfica" y que tendrá repercusión a lo largo de
toda la obra y que fusiona el
concepto de
"identidad" con el de "
tiempo".
Nos referimos a "la escena de los espejos":
"Los hombres y
mujeres de la tropa de Arroyo se miraban a si mismos. Paralizados por sus
propias imágenes, por
el reflejo corpóreo de su ser, por la integridad de sus cuerpos. Giraron
lentamente, como para cerciorarse de que ésta no era una ilusión más. Fueron
capturados por el laberinto de espejos".
Este sector de la casa de Los Miranda fue el único que
"sobrevivió", no sin una buena razón, a la destrucción colérica por parte del
general Arroyo.
En el capítulo VIII encontramos la razón por la cual Arroyo no
quemó este salón:
"miren lo que salvé para ustedes, el salón, los lugares
bonitos que antes sólo eran para ellos, eso no lo toqué, quemé todo lo demás, la
imagen de la
servidumbre [.], los establos donde los caballos comían mejor que nosotros[.]
todo esto lo destruí en nombre de ustedes, menos esto que será para ustedes si
logramos sobrevivir. Un salón de espejos".
El salón de espejos supone el lugar en el que todos pueden verse
no solo desde afuera, sino también desde adentro, creando una
atmósfera similar a
la de un sueño, donde el tiempo se detiene como un instante eterno.
Al principio, Harriet Winslow rechaza su reflejo y le dice a lo
s
niños
que tal salón representa la presunción, la vanidad, el
pecado.
En esa escena, Arroyo le pregunta:
"¿- Vio usted algo distinto de lo que veía en Washington, o
siempre la misma imagen?".
Pero poco a poco la
personalidad
de Harriet va cambiando, superándose y completándose, de tal modo, que logra
darse cuenta de que en realidad estaba negando
Su reflejo porque la soledad y la tristeza la hacían verse
incompleta, vacía:
"Ella se sentó todas las mañanas frente a un espejo en su
pequeña alcoba de la Calle Catorce y llegó un día en el que admitió que su
rostro estaba contando una historia que a ella
no le agradaba.
Sólo tenía treinta y un años, pero su rostro en el espejo
mientras lo dibujaba suavemente con un dedo sobre el cristal, [.] parecía no más
viejo, sino más vacío, menos legible que diez o incluso dos años antes: como la
página de un libro
que palidece cuando sus palabras lo abandonan".
"Ver algo diferente", es notar un cambio interno ¿Qué aprendió
Harriet Winslow de México y de su gente?
La escena fotográfica de la que hablamos podría definirla el vals
"Sobre las olas" que bailan Harriet y Arroyo, los dos solos en el
salón, girando y girando, viéndose ambos reflejados en el círculo de espejos,
descubriendo cada uno su existencia.
Un tema relacionado con la identidad es el sentimiento de Soledad
que experimentan los personajes. En primer lugar, el gringo viejo que como hemos
dicho se encuentra solo y viene buscando la muerte, luego está Harriet Winslow,
"la gringa" que padece un drama existencial inacabable, siendo el personaje que
encarna este sentimiento. Por último está el general Arroyo, al cual
caracterizaremos luego ya que el sentimiento de soledad de éste viene acompañado
por otros, conformando una "
retroalimentación
sentimental" que es preciso abordar en detalle.
Como decíamos, el personaje que más padece la soledad es Harriet;
la frase que da comienzo a la narración es referente a ella: "Ella se sienta
sola y recuerda"; esta frase se repetirá hasta el final de la obra,
alternando la última vocal en del primer verbo (SIENTE / SIENTA) para dar cuenta
de cómo puede ser observada en la soledad, ya sea por un espectador (o
interpretado por el lector) – se sienta sola- o en cambio, cómo está
anímicamente en ese momento de la narración – se siente sola-.
El motivo de la soledad de Harriet es, principalmente el abandono
de su padre, luego, la infidelidad de su novio y, por último, "
el
amor a medias" que le brinda Arroyo.
Sin embargo, esa soledad que experimenta es la que le da fuerzas,
la hace una mujer dura: "Se preguntaba a veces: -¿Cuándo fui más feliz?.
Conocía la respuesta: cuando su adorado padre se fue y ella se sintió
responsable; ahora ella era responsable".
Los hombres que conoció la han decepcionado, como consuelo solo le
queda su "nuevo padre", su fiel amigo, el gringo viejo.
Otro tema relacionado con el de la identidad, es el de los
ORÍGENES y las tradiciones.
Se observa mayor
descripción en lo referente a las costumbres del pueblo
mexicano:
"-¿Qué tienen los tacos?
-Testículos
de toro y sangre. Las
dos cosas las vas a necesitar si entras al ejército de
Pancho Villa
Llama la
atención,
en el capítulo XIII, la celebración religiosa del pueblo en la que participan
los indios:
"Los danzantes indios del norte bailaban monótonamente en frente
de la capilla, sus tobillos enlazados con cascabeles"; de este modo se
describe otro aspecto que hace a la identidad de un pueblo: LA RELIGIÓN.
Podemos analizar lo religioso desde dos perspectivas: la americana
y la mexicana, a pesar de que ambos pueblos poseen la misma religión, el
catolicismo, es tal la diferencia entre los
símbolos
religiosos que pareciera tratarse de dos
religiones
antagónicas, opuestas.
"El Cristo muerto estaba en la jaula de vidrio. El
Rey de Reyes desnudo, cubierto apenas por su capa de terciopelo rojo. Continuaba
sangrando después de muerto".(Cristo mexicano).
En el capítulo XIII, el gringo viejo hace una
interpretación
de los símbolos cristianos de sus prójimos y los compara con los que comparte
con su compatriota Harriet Winslow:
"El gringo viejo vio una complicidad fría y no declarada en
los ojos de miss Harriet cuando los dos se reunieron en las religiones
sin altar del norte, donde Jesús el redentor vivía liberado para siempre de la
carne, de la escultura, de la pintura,
un espíritu impalpable volando en aras de la música: un Dios de
verdad que nunca podría sangrar, comer, fornicar, o evacuar, no como el Cristo
mexicano". (Cristo americano).
Y en el capítulo X hace una parodia de los Diez Mandamientos, en
parte relacionado con
el
dinero y la muerte:
">> No adoréis más imágenes que las que
aparecen en las monedas de vuestro país; no matéis, pues la muerte libera a tu
enemigo de su constante penar; no robéis, es más fácil dejarse sobornar; honra a
tu padre y a tu madre, a ver si te heredan su fortuna<<".
Harriet Winslow, por su parte, también hace una
lectura
de los símbolos religiosos de este pueblo: "Un pueblo prácticamente idólatra
moviéndose de hinojos hacia un Cristo sangriento envuelto en terciopelos y
coronado de espinas".
Este último punto tiene que con los SENTIMIENTOS PATRIOS.
En esta obra no falta la alusión al país, ya sea desde un punto de
vista nostálgico o de rechazo al lugar de origen:
"-¿Y el país? – se levantó
ahora con enojo Harriet [.] ¿quería ella saber si él también había asesinado el
sentido del honor nacional, del deber patriótico, de la lealtad a la bandera?
Pues sí; hasta eso, por eso le temió su familia, él se
rió de Dios, de la Patria, del Dinero,
por Dios".
También Harriet tiene presente el sentimiento de vergüenza por la
propia patria, sabiéndola injusta al enfrentarse con los más débiles:
"[.]
cargando sueño y mugre y muerte y miedo desde que descendí en Veracruz, Cuba
y Veracruz, siempre los patios traseros de mi país, ocupado por nuestro país
porque nuestro destino es ser fuertes con los débiles".
Es interesante observar cómo Estados Unidos es caracterizado como
el país déspota, que exprime la sangre de los inocentes, mientras que México en
cambio es el pueblo débil pero valiente: "[.] diciendo nos gusta pelear nos
sentimos como muertos si no peleamos, ojalá que esta revolución nunca se acabe y
si se acaba nos iremos a pelear en una nueva revolución, hasta caernos muertos
de puritito cansancio en nuestras tumbas".
Se introduce, dentro de este tema, el concepto de LOS DOS MUNDOS:
"una tierra tan lejana y extraña como los Estados Unidos, el otro mundo, el
mundo que no es México, el mundo distante y curioso, excéntrico y marginal de
los yanquis que no disfrutaban de la buena cocina o de las revoluciones
violentas o de las mujeres sujetas o las iglesias hermosas y rompían todas las
tradiciones nada más porque sí".
Las diferencias son evidentes, pero no sólo se encuentran en
personas de distintos países, costumbres, religiones o clases sociales; basta
con observar las DIFERENCIAS DE
GÉNERO para
darse cuenta.
La figura del HOMBRE, más bien del hombre joven, -ya que el gringo
viejo será analizado desde otra perspectiva más compleja- está encarnada en el
personaje de Tomás Arroyo; simboliza el prototipo de mexicano machista, rudo,
ambicioso, insaciable en los asuntos de la muerte (de cobrar muertes) y, por
sobre todo, soberbio: "Mi destino es mío".
Su
corazón está
dividido, lo mueve la sed de venganza contra "los Miranda", desea quedarse en la
hacienda abandonada por éstos; tomar posesión de ella. Pero, por otra parte,
desea servir a su país y a Villa; sabe que su deber es marcharse:
"[.] en el
camino Arroyo se aisló como una tortuga,[.] realmente buscaba el anhelo
colectivo de moverse con decisión de la hacienda arruinada a la próxima meta,
acercarse al grueso del ejército de Villa[.]. Pero también deseaba, oscuramente,
ensoñado, prolongar la estancia en la hacienda donde nació y fue
criado".
En medio de esta dicotomía, se encuentra con una mujer diferente a
las que conoce: Harriet Winslow, "una gringa alta –en comparación con el
general-, treinta y un años, de cabello castaño, teca como una mula y poco
realista":
"- He recibido mi pago y permaneceré aquí hasta que la
familia regrese y yo pueda instruir a los niños en la lengua
inglesa y merecer mi sueldo. So!".
Arroyo no tarda en encontrarle el punto débil a Harriet. Su
corazón compasivo y su cariño hacia el gringo viejo, quien es como su padre
(mejor que su padre).
En el capítulo XV la
descripción de
este personaje es lo bastante clara para reafirmar lo dicho sobre el mismo:
"El gringo viejo regresó caminando al carro del ferrocarril y vio a Arroyo
solo, riéndose y contoneándose, con paso fanfarrón, por el campamento polvoso,
sin saber lo que su enemigo hacía o decía. Pero el gringo imaginó y temió
que
el general se paseaba como un gallito para dar a entender que
la gringa era suya, se había desquitado así de los chingados gringos".
No siente remordimientos ni culpa por sus actos egoístas, deja
fluir – como su apellido, Arroyo- los impulsos del momento: "Esa fue la
primera cosa que me dije [...]
La segunda fue: Arroyo, si matas al gringo viejo, nunca va a
ser tuya la gringuita.
Entonces un diablito se me metió en la cabeza y me dijo:
Arroyo, puede que las dos razones sean la misma. Ni tú ni el gringo quieren
perder a esta linda mujer.
Y los dos saben que ella nunca amaría a un asesino".
Tampoco se conforma con la compañía de una sola mujer, tiene a su
disposición a "La Garduña" y "La Luna", a quienes describiremos en otro
apartado.
La posible justificación de su contradictoria personalidad es el
resentimiento hacia su padre, quien abusó de su madre: "-Yo soy el hijo de
la parranda, el hijo de la desgracia y el azar, señorita. Nadie defendió a mi
madre. Era una muchachita. No estaba casada ni tenía quien la defen-diera. Yo
nací para defenderla. Mire, miss. Nadie defendía a nadie aquí".
Como consecuencia de su condición de bastardo, debió crecer solo,
carente de afectos, de educación (es totalmente analfabeto) y, si con eso no
bastara, debió soportar el rechazo de Los Miranda (su padre y la esposa legítima
de éste).
Las cualidades de Tomás Arroyo conforman una mixtura tan compleja
(odio, venganza,
amor,
celos, compromiso con su patria, etc.) que hacen del mismo, el personaje
unificador de los sentimientos de su pueblo en el contexto de la revolución.
También se mencionan otros personajes masculinos como Inocencio
Mansalvo y el coronel Frutos García, que en realidad representan a un par de los
tantos hombres subordinados a Arroyo; si bien no desempañan roles fundamentales
en la narración, dan cuenta de las características de los hombres campesinos de
clase
baja, aliados incondicionales de su querido general y víctimas de las familias
de clase alta como éste:
" Ellos sufrieron como los indios; ellos también
perdieron sus pequeñas propiedades en beneficio de las haciendas invasoras, las
grandes propiedades pagadas desde el extranjero o desde la ciudad de México,
convirtiendo en señorones de la noche a la mañana a los que tenían el dinero
para pagar las tierras en subasta cuando las tierras dejaron de pertenecer a los
curas".
Cuando caracterizamos al HOMBRE en "Gringo viejo", habíamos dejado
de lado al gringo, porque como protagonista de la historia supone un análisis
más complejo, que puede orientarse hacia dos puntos de vista sobre el mismo:
como HOMBRE desde luego, pero también como PADRE.
¿Por qué como padre?: El gringo viejo trae consigo varias penas:
sus hijos se han suicidado, su mujer murió y su única hija lo abandonó. ¿Qué más
podría hacer un hombre viejo, solo y con culpa?¿De qué manera podría
reivindicarse y, al mismo tiempo, pagar el
daño
que le ha hecho a su familia? Seguramente la muerte acabaría con esos
sentimientos de culpa y dolor, pero el gringo no es capaz de suicidarse:
"- Yo no me mataré nunca a mí mismo, porque así murió mi hijo
y no quiero repetir su dolor".
En cuanto a su hija, refiere: "– Mi hija juró nunca volverme a
ver [.]. - Me dijo que no me perdonaría nunca su dolor mortal ante los cadáveres
de sus hermanos. Tú los mataste a los dos, me dijo, a los dos".
La insistencia de Harriet al preguntarle al gringo reiteradas
veces: ¿Y la hija? no es casual. Su padre la abandonó a ella y a su
madre para irse "con una negra a Cuba".
Si bien la relación entre Harriet y el gringo satisface las
necesidades de un padre para ella y una hija para él, podemos observar una
suerte de "INCESTO", metafórico, desde luego.
¿Por qué incesto?, Harriet necesita un padre heroico, digno, que
la comprenda; el gringo desea purificarse, redimirse ante su hija que es lo
único que le queda en el mundo, experimentar, en otras palabras, una "
CATARSIS".
Pero paradójicamente, el gringo no sólo ve a su hija en Harriet,
sino también a su mujer: "al verla, reconoció a muchísimas muchachas
comparables, que él había conocido en su vida, incluyendo a su esposa cuando era
joven, y a su hermosa hija".
Harriet, sin embargo, prioriza la necesidad de un padre y procura
hacérselo entender al gringo:
"Pensé mucho en ti anoche. Estuviste muy vívida en mis
pensamientos. Me sentí tan cerca de ti como un.
-¿Como un padre? – esta vez lo interrumpió ella,
compensándose-. ¿Así de cerca? Dijo sin ninguna clase de emoción".
Sin otra alternativa, el gringo se resigna al amor de hija que le
ofrece Harriet: "él supo que su tiempo con esta muchacha había llegado y se
había ido, aunque ella todavía tuviera tiempo de anidarse en brazos de él y
quererlo como mujer o como hija, no importaba, ya era demasiado tarde: vio la
cara de Arroyo, el cuerpo de Arroyo, la mano de Arroyo y se dio por vencido. Su
hijo y su hija.". Ésta lo acompañará hasta el final de su vida:
"Harriet Winslow sólo le dijo al cadáver del gringo viejo: -Te espera una
tumba vacía en el cementerio militar, papá".
A pesar de que ya no quería afectos en su vida, el gringo
encuentra en Arroyo un lazo con ciertas contrariedades a lo largo de la
historia. Como hijo, como oponente y el más inesperado, como reflejo de sí mismo
(ya sea por el amor que sienten por Harriet, el parricidio, o los
enfrentamientos bélicos de las que participaron):
"Lo raro es que entonces sintió, desde el principio, que debía
meterle rienda a otro sentimiento, y éste era el de afecto paternal hacia
Arroyo".
Pero Arroyo no ve al gringo como un padre; los celos que el viejo
le produce trazan una línea divisoria entre ambos.
La valentía del hombre que sabe que va a morir tarde o temprano,
contrasta con la del general, quien solo busca venganza. Arroyo no soporta ser
menos que nadie, eso él ya lo vivió y no permitiría que se volviese a repetir la
historia, su
actitud
egoísta y posesiva lejos de engrandecerlo, lo minimiza ante la figura heroica
del gringo:
"El gringo viejo vino buscando la muerte, nada más. En cambio,
lo que estaba encontrando era la gloria y los frutos amargos de la gloria, que
se llaman la envidia".
La ENVIDIA es el tema clave dentro de esta perspectiva – cómo ve
Arroyo al gringo viejo- retomemos el ejemplo del capítulo XV, el general juega
con los sentimientos de Harriet hacia "su padre", más precisamente con la muerte
de éste. Utiliza la figura del padre de ambos para "chanta-jearla", para
"tomarla cuando quiera" como si ésta fuera un objeto.
Finalmente, Arroyo se cobra la vida del viejo, pero no
precisamente por Harriet, sino por algo aún más preciado para él: "LOS
PAPELES".
Como él los llamaba, los papeles, eran las escrituras de la
hacienda de Los Miranda, que éste había tomado y que no sabía leer:
"el
hombre que vino a que lo mataran, el viejo oficial de mapas de
los Voluntarios de Indiana que conocía el valor
de los papeles, los papeles que legitimaban la búsqueda del pobre general
Arroyo: riqueza y venganza y sensualidad y orgullo y simple aceptación por parte
de sus semejantes".
Pese a los gritos de Harriet, Arroyo no tuvo piedad ante el hombre
que quemó, con los papeles, parte de la vida del general. Finalmente, con este
acto encontramos uno de los tantos PARALELISMOS entre el general mexicano y el
gringo viejo: ambos habían matado a su padre.
Teniendo en cuenta lo dicho, podemos deducir una carga simbólica
muy poderosa contenida en esos "papeles"; papeles al cabo, diría el gringo
viejo.
Hasta ahora, hemos observado una serie de dualismos en el análisis
macroestructural de esta obra, y el presente, no es la excepción. Tenemos dos
temas totalmente complementarios, como un
matrimonio
indisoluble:
LA
TIERRA Y LA PALABRA.
Casualmente, son los móviles del asesinato del gringo viejo los
que conforman la
fusión
poderosa que el anciano escritor quería como punto final a su vida.
Cuando nos referimos a la TIERRA, aludimos a la posesión
invaluable que tenía este pueblo:
"Una cosa era tener algo tomado, aunque no
fuera nuestro, como la familia Miranda tenía estas tierras ganaderas del norte,
[.] y otra cosa era ser realmente dueños de algo porque trabajamos para
obtenerlo". Lo que garantizaba la legitimidad de sus posesiones eran "los
papeles":
"- ¿Ves, general gringo? ¿Ves lo que está escrito? ¿Ves la letra?
¿Ves ese hermoso sello colorado? Estas tierras siempre fueron nuestras, de los
escasos labriegos que recibimos protección lo mismo que contra la encomienda que
contra los asaltos de indios tobosos. Hasta el rey de España lo dijo.
Hasta él lo reconoció. Aquí está. Escrito con su puño y letra. Ésta es su firma.
Yo guardo los papeles. Los papeles prueban que nadie más tiene derecho a estas
tierras".
Irónicamente, el general Arroyo no sabía leer aquellos códigos en
los que se sustentaban él y su gente. Sin embargo, creía que eso no era
importante; el solo hecho de tenerlos era suficiente, aunque él bien sabía que
"los papeles" no resumían la historia de aquellas tierras ni lo que les había
costado conseguirlas:
"El general se pegó repetidas veces con el dedo índice
en la sien: todas las historias están en mi cabeza, toda una biblioteca
de palabras; la historia de mi pueblo, mi aldea, nuestro dolor: aquí en mi
cabeza, viejo.¿Lo sabes tú?".
Las voces de los campesinos se dirigen a Harriet Winslow a fin de
mostrarle cuánto debieron luchar por lo que tienen y qué es lo que se proponen:
"Le dijo el bravo Inocencio Mansalvo: - No me gusta la tierra, señorita. Le
mentiría si le dijera esto. No quiero pasarme la vida aga-chado. Quiero que se
destruyan las haciendas y se deje libre a los campesinos, para que puédamos ir a
trabajar a donde quiéramos, en la cuidad o en el norte, en su país, señorita. Y
si no, yo no me cansaré nunca de pelear. Agachado así, nomás no: quiero que me
miren la cara".
La historia de este pueblo vale más de lo que pueda decirse en
"los papeles": "–el viejo- Entendió, sin embargo, que Arroyo le estaba
demostrando de lejos << lo que traía en la cabeza en vez de un
alfabeto>>".
Cuando nos referimos a las penas y dificultades de éstos, estamos
hablando de las injusticias que debieron afrontar por parte de Los Miranda
–propietarios de esas tierras-:
" Se aburrían: los señoritos de la hacienda solo venían aquí
de vez en cuando, de vacaciones.[.] salían galopando por los campos de labranza
humilde para espantar a los peones doblados sobre los humildes cultivos
chihuahuenses, de lechuguilla, y el trigo débil, los frijoles, y los más canijos
le pegaban con los machetes planos en las espaldas a los hombres y se lazaban a
las mujeres[.]las madres de los jóvenes caballeros fingían no oír los gritos de
nuestras madres y los padres de los jóvenes caballeros bebían coñac en la
biblioteca y decían son jóvenes, es la edad de la parranda, más vale ahora que
después. Ya sentarán cabeza. Nosotros hicimos lo mismo".
Por último, refiriéndonos nuevamente a Tomás Arroyo se observa su
ideología
con respecto a la posesión de la tierra:
"no que no importaba poseer nada
sino la tierra, lo demás lo posee a uno y es malo pasarse la vida pensando en lo
que se tiene y temiendo perderlo en vez de portarse como hombre y morir con
honor y dignidad".
Cuando no hay posesiones, el general se resigna a decir: "Al
menos mi destino es mío".
Con respecto a la PALABRA, hemos dicho ya que los
documentos
que guardaba Tomás Arroyo suponen un importante simbolismo:
"Tomás Arroyo es
hijo del silencio.
Su verdadera palabra son sus papeles que él entiende mejor que
nadie, aunque no los sepa leer".
Observemos cómo describe el narrador la escena en que el gringo
destruye los papeles de Arroyo:
"cayó el gringo viejo y las palabras se convirtieron en
ceniza; cayó muerto el gringo viejo y los compañeros hablaron porque ahora los
papeles con su historia ya no hablarían más por ellos[.] cayó muerto el gringo
viejo y las palabras quemadas se fueron volando lejos de la hacienda".
En el capítulo XVII, el narrador define a la palabra:
"Ella
quizá sabía que nada es visto hasta que el escritor lo nombra. El
lenguaje permite ver. Sin la palabra todos somos ciegos".
La palabra les permitía ver a esta gente, entre otras cosas, el
PODER
que tenían sobre esas tierras.
Sin embargo, cuando hablamos del poder, éste no siempre está
legitimado como en el caso de los papeles, un ejemplo de ello es el
diálogo
entre Arroyo y Harriet Winslow:
"-¿Por qué no me llama general, general Arroyo?
-¡Suélteme!
- Conteste, por favor.
- Porque usted no es general. Nadie lo nombró. Estoy segura de
que se nombró solito"
"-¿Que quién me nombró general? Te lo voy a decir. La
desgracia me nombró general."
El general confiaba en el PODER de sus papeles porque eran
válidos, según l
a LEY, pero
según sus actos demostraba apegarse a ésta según su conveniencia: "- Usted sabe
que es un crimen asesinar a oficiales de tropa capturada – dijo el coronel". Un
ejemplo más
concreto
es el del capítulo XI:
"El general Arroyo dijo que el ejército federal,
cuyos oficiales habían estudiado en la academia militar francesa, [.] donde
ellos conocían todas las reglas y los guerrilleros no.
-
Son como la señorita- dijo el joven mexicano, moreno, duro,
casi barnizado-; ella quiere seguir las reglas; yo quiero
hacerlas.
Por último, quien da un ejemplo de lo LEGAL, a pesar de cometer
actos injustos, es la figura de Pancho Villa, quien fusila a Tomás Arroyo y,
nuevamente, al gringo viejo para hacer todo según la ley, como se lo recordó un
periodista refiriéndose al difunto escritor:
"– Con todo respeto,
general, le recordamos que los cuerpos de los ciudadanos de los Estados Unidos
matados en México o en cualquier parte del mundo tienen que ser regresados a
solicitud de sus familiares para recibir un entierro cristiano y
decente.
-¿Eso dice la ley?- gruñó Villa
-Exactamente, general
- Muéstreme dónde está escrito.
- Muchas de las leyes no están
escritas, general Villa.
- ¿Una ley que no está escrita? ¿Entonces para qué demonios
aprender a leer?".
Con respecto al fusilamiento del gringo: "Se escucharon los
disparos y el gringo viejo cayó por segunda vez en los brazos de su vieja amiga
la muerte.
-
Ahora está legalmente fusilado de frente y de acuerdo con la
ley- dijo Pancho Villa.
-
¿Qué hacemos con el cuerpo, mi general? – preguntó el
comandante del pelotón.
-
Lo vamos a mandar a que lo reclamen en los Estados Unidos.
Diremos que murió en una batalla contra los federales, lo capturaron y lo
fusilaron.
Como hemos observado, pareciera ser que esta obra está compuesta
(en su
estructura
temática) por dualismos: PODER-LEY; TIERRA-PALABRA; PADRE-HIJO/A; HOMBRE-MUJER,
etc. Surge, sin embargo, en lo referente a la figura de
la mujer,
una suerte de "TRINIDAD".
Esta trinidad está compuesta por: Harriet Winslow, La Garduña y La
Luna.
Si bien hemos analizado a la primera (descripción
física y
espiritual), ya que es fundamental como figura de la MUJER, no es suficiente ya
que ésta da cuenta de una mujer extranjera, que no conoce la
violencia
de la guerra ni la historia del pueblo mexicano.
Para ello están las figuras de La Garduña y La Luna; estas mujeres
llaman la atención del lector desde el primer momento por la rareza de sus
nombres: la garduña hace referencia a una especie de mamífero parecido a la
marta, que, como el personaje, posee, entre otras características, unos dientes
filosos:
"La cara brutal y pintarrajeada de La Garduña con sus
dientecillos limados lloraba a su lado".
La Garduña es una prostituta al
servicio
de Tomás Arroyo, quien la cobijó cuando ésta perdió a su familia; la nueva
condición que adquirió esta mujer supone una ruptura de lo canónico, que sería,
en ese contexto histórico-social: la sumisión y la devoción religiosa
principalmente.
Su aspecto es desagradable:
"– No, qué va- se rió La Garduña,
una horrenda puta de Durango que vino a unirse a la tropa siendo la única
profesional entre las soldaderas decentes que seguían a las fuerzas de mi
general Arroyo.[.] Hundió las narices en un ramillete de rosas
muertas que siempre traía prendidas al pecho".
Las rosas muertas también tienen un simbolismo: representan la
decadencia de la vida, consecuencia de los grandes pesares de esta mujer, como
ella misma lo refiere:
"-Mi padre era bien terco. Se plantó de guardia en nuestra
pobre tierra de temporal.
Vino la guardia blanca de la hacienda y mató a mi papá y a mi
mamá, que esperaba un hermanito o hermanita, vaya a saber. Yo era chiquita y me
pude esconder debajo de una cazuela. Unos vecinos me mandaron a Durango a vivir
con mi tía soltera doña Josefa Arreola [.]cuando pasó el primer destacamento
revolucionario y ella salió a la calle, alborotada, miró a un muchacho joven y
guapo pero con la muerte escrita en los ojos [.] y ya no regresó más a su casa,
acompañando a ese muchacho que fue el padre de su hija hasta que una bala lo
mató en el encuentro en La Asensión. Así dicen que se hizo puta".
Su pasado la hizo fuerte, en todo momento expresa exactamente lo
que siente, no se preocupa por aparentar, todo lo contrario.
La cara pintada, sus carcajadas burlonas, sus ademanes para llamar
la atención de los hombres son las características perfectas para el rol que
cumple este personaje, casi carnavalesco.
Sin embargo, La Garduña no ignora que al igual que ella, otras
personas han sufrido mucho en la vida; un ejemplo de ello es su modo de entender
al gringo viejo:
"–Trae un dolor en la mirada- dijo de repente La Garduña, y ya
lo respetó para siempre".
Como todo ser humano, tiene sentimientos; el más importante para
ella es el amor hacia su pequeña hija de la que se habla en el capítulo XX:
"sálvela miss, ya nosotras no sabemos qué hacer, le vino esto de repente a
la hijita de La Garduña, dos años apenas, no se nos vaya a morir, se nos ahoga,
le agarró un aire, mírele el
color,[.] La
Garduña le besó las manos a Harriet: - ¡Dios la bendiga, señorita!".
En este capítulo, Harriet Winslow salva la vida de la niña en
quien se ve reflejada.
La Garduña y su hijita le recordaban a ella misma de niña y a su
MADRE en la época en que su padre estaba en campaña militar.
Esto da cuenta de la relación entre estas mujeres, ya sea por
compasión, reconocimiento o proyección.
Por otra parte, encontramos a La Luna, de apariencia joven, menor
que Harriet y La Garduña.
Como lo habíamos referido, los nombres de estas mujeres son
extraños; La Luna como es sabido se relaciona con el satélite natural de la
Tierra, pero también con la deidad femenina Selene o Afrodita; con lo referente
a la
luz, la
armonía, quien contrasta con la figura grotesca de La Garduña y con
la
personalidad altanera de Harriet. Es un nombre, como los que hemos visto
hasta ahora, CONNOTATIVO.
La Luna representa a la mujer de clase alta, alfabetizada y
delicada:
–Tú no eres campesina
Tomó las manos de la mujer y las miró.
-No. Yo sé leer y escribir"
"El
trabajo desacostumbrado rasgó mi largo vestido negro, y arañó las manos [.]
Estaba sudando y el baño de mis jugos despedía un olor que yo no sabía que
existía en mí, miss Winslow"
Pero también debió sufrir las consecuencias de una vida monótona:
"todos éramos espectros desplazándonos por turnos, desayuno, lecciones de lo
que se llamaba economía
doméstica, cocina, repostería, oraciones, merienda, un poco de piano,
desvestirse en la oscuridad y a la cama: una vida de niña [.] y yo que pronto
comprobé mi esterilidad para darle hijos era peor".
Como si con eso no bastara, debió soportar los maltratos de su
marido, quien la trataba como una niña, debido a su corta edad: "Eres
indecente – me interrumpió-, dices cosas indecentes en la mesa, haces cosas
indecentes en la calle, te detienes a hablarte con hombres desconocidos, hombres
bajos, ¿cómo te atreves, putilla ridícula?
Me derribó de un golpe y me dijo que me mandaría castigada al
sótano si volvía a portarme mal".
Los malos tratos de su esposo, las restricciones del pueblo, "el
qué dirán" y el tema de la edad perturbaban la identidad de esta joven,
creándole confusión: "¿cómo iba yo a distinguir el verdadero origen de los
rumores a través de tantísimas capas de ser y no ser y rencor y desesperanza y
miedo de quedarme con nada sino mi niñez, miedo de no ser jamás una mujer
verdadera, miedo de morir, como dije, reseca y humillada, consentida para nada,
como una pera dejada a pudrirse en un camposanto?".
Como
producto
de ello, La Luna pensó en cambiar su vida afrontando los
riesgos
que esto implicaba. Mantener una relación con Doroteo Arango, uno de los tantos
hombres que le debía dinero a su cruel marido (quien en realidad no era otro que
Pancho Villa, solo que ésta no lo sabía).
Pero frustrado su romance con "Arango-Villa" y asesinado su
marido, La Luna se acercó, por curiosidad, al sótano con el que la amenazaba su
marido (con encerrarla allí); fue allí en donde conoció al fugitivo Tomás
Arroyo, salvándolo de los Federales:
"Arranqué los tablones con mis manos, supe que debía liberar a
quienquiera que disparó esos balazos. Supe que debía abrir las puertas del
sótano y ver a los perros
muertos allí: sólo perros, nada más.
Y verlo al salir con los labios limpios.
- Eran sólo perros. – Éstas fueron sus primeras palabras,
señorita, mi amiga".
De este modo, La Luna se convirtió en la primera mujer que tuvo
Arroyo, en una de sus tantas amantes luego; y, en la que lo acompañó a éste –
así como Harriet acompañó al gringo- hasta el último momento de su vida:
"- ¿A dónde vas a enterrar a mi general Arroyo? – le preguntó
Inocencio Mansalvo a la mujer con la cara de luna.
Ella contestó sin lágrimas que lo iba a enterrar en el
desierto, donde nadie supiera nunca más de él."
Encontramos, de este modo, un paralelismo entre el accionar de La
Luna y Harriet, notando una ves mas la semejanza entre estas mujeres de orígenes
opuestos.
Concluido el análisis macroestructural de esta obra, debemos
establecer otra perspectiva de análisis: LA ENUNCIACIÓN DEL
DISCURSO;
teniendo en cuenta como elementos principales la MODALIZACIÓN del enunciado, el
uso de los TIEMPOS VERBALES, DEÍCTICOS, SUBJETIVEMAS, y los elementos que hacen
a u
n TEXTO
LITERARIO: PLURIVOCIDAD, INTERTEXTUALIDAD, AUTORREFERENCIA, CONNOTACIÓN,
POLISEMIA, etc.
Y, por último, la estructura de la obra, estableciendo el TIEMPO
DE LA ENUNCIACIÓN.
"Gringo Viejo" está compuesta por veinte y tres capítulos. Es,
estructuralmente, una novela CIRCULAR, comienza y termina con la misma frase:
"Ella se sienta sola y recuerda".
En el capítulo II se narra el desentierro del gringo, siendo que
éste es asesinado hacia el final de la obra. Es en el capítulo II en donde puede
situarse el inicio de la historia de modo lineal.
Sin embargo, ya sea por estilísticas, en el capítulo VII se
interrumpe la linealidad
De la historia y vuelve a retomarse en el capítulo VIII hasta el
final de la misma.
Con respecto a la MODALIZACIÓN DEL ENUNCIADO, debemos considerar
el punto de vista del NARRADOR para dar lugar al análisis del discurso.
El narrador es, en este caso, OMNISCIENTE; conoce todo acerca de
los personajes, el espacio y el tiempo en que transcurren los hechos. Reproduce
las VOCES de los personajes – ya que estamos en presencia de un texto
PLURÍVOCO-, pero también describe minuciosamente las escenas. Ambas voces – la
del narrador y la de los personajes- se alternan constantemente, dando cuenta
del estilo narrativo.
El narrador, en sus descripciones, es muy versátil; es decir,
puede describir las secuencias de un modo sutil o poético - "el gringo viejo
al que él les pidió respetar estaba muerto bajo el arco iris desparramado sobre
el crepúsculo después de la lluvia"- o, de un modo grotesco o vulgar –
"se rió La Garduña, una horrenda puta de Durango" ó "nunca han de regresar,
gritó La Garduña meneando las tetas muy oronda con su ramillete de flores
muertas".
El léxico empleado es, por lo tanto, muy variado, ateniéndose al
lenguaje
poético o, si los personajes TOMAN LA PALABRA, formal, vulgar o marginal:
"chingada seas gringa y chingada sea La Luna y chingadas sean
todas las viejas que no se parecen a mi madre" o "-Usted dedíquese a
cuidar a las muchachas pa que no les suceda nada".
En términos morfológicos, observamos una ruptura de la ISOTOPÍA
ESTILÍSTICA es el uso del tipo de letra bastardilla: "tú no lo sabes pero
yo voy a ser dueña de todo el tiempo que gané aquí.".
En términos fonéticos, tenemos la variable de la letra "a" por "e"
en la frase "ella se sienta –o siente- sola y recuerda".
Por otra parte, para analizar la modelización del enunciado,
debemos tener en cuenta también, el uso de los TIEMPOS VERBALES como deícticos,
indicadores
del tiempo de la enunciación.
El tiempo base que opera a lo largo de la obra es el pretérito
perfecto simple: "Las palas pegaron contra las maderas y los soldados se
detuvieron un instante"(MUNDO NARRADO); el uso del futuro simple para las
prospecciones: "La niña va a vivir porque la tomé de los pies y le azoté las
nalgas"(MUNDO COMENTADO); y el pretérito pluscuamperfecto para las
retrospecciones(MUNDO NARRADO), lo cual no significa que sean los únicos, sino
los predominantes.
Otros DEÍCTICOS que se observan son los adverbios temporales:
"Eso después. Pero hoy mismo el general se encontraría con la gente";
espaciales: "-¿Por aquí se va a Chihuahua?"; "–La lucha está dura
por allí; ése es territorio de Pancho Villa"; "Allí estaban los cadáveres de
Tomás Arroyo y del gringo viejo"; los pronombres demostrativos: "Allí
estaba ella" "Este hombre vino a morirse – dijo Mansalvo; los apelativos:
"-Ayúdeme-murmuró"; "-Oye gringo idiota, ¿no oíste la orden? ¡Regresa aquí,
viejo idiota! ; y los subjetivemas: "el Mansalvo ese era un león en el
combate",
"Y sin embargo allí estaba ella, sin duda terca como una mula
y poco realista" "ella alta y esbelta, él bajo para ser hombre pero musculoso,
compensando en fuerza
viril lo que la gringa le quitaba en altura", "era un hombre flaco [.] Tenía una
hermosa barba partida también".
Por otra parte, debemos entender esta obra como un texto
FICCIONAL, es verosímil, es decir que es posible de ser verdadera en el mundo
creado, en el que se mueve la
acción.
La relación entre el texto y el lector es el conocido PACTO FICCIONAL, en el que
el receptor recibe a éste como no real.
Es un texto CONNOTATIVO, ya que alberga infinitas
interpretaciones, sugerencias que vienen dadas, como lo hemos visto, por los
planos del lenguaje (fónico, gráfico, etc.) y por lo semántico, ya sea el
sentido de una frase como el de un capítulo entero (o incluso la obra completa)
puesto que la connotación interviene en todo en ámbito del texto, ya que es
imprescindible para agregar el PLUS de SIGNIFI-CACIÓN a lo dicho.
Es un texto AUTORREFERENCIAL, es decir, se cita a sí mismo para
recuperar partes ya referidas, pero también para ampliar su significación, un
claro ejemplo de ello es la relación entre el capítulo XV de esta obra con el
capítulo XIX.
En este último, se retoma una historia que había quedado
inconclusa en los capítulos anteriores (en donde La Luna contaba cómo salvó al
general Arroyo): Se narran las circunstancias en que se encontraba un personaje,
La Luna, cuando conoció al general Arroyo.
También se cita constantemente la ya mencionada frase "Ella se
sienta sola y recuerda" o "El gringo viejo vino a México a
morirse".
Con respecto a la PLURIVOCIDAD, como hemos dicho, el capítulo VII
interrumpe la linealidad de la historia, es en este mismo en donde se observa
mayor alternancia de VOCES que TOMAN LA PALABRA:
"-¿Qué hace ella ahora?
-
Ahora se sienta sola y recuerda
-
No. Ahora ella duerme.
-
Ella sueña y ya no tiene edad.
-
Ella cree cuando sueña que su sueño será su
destino."
Algo similar ocurre en el capítulo XII:
"- ¿Tuvo usted dificultades al desembarcar, señorita
Winslow?
-
¿Fueron muy fisgonas las autoridades de ocupación, señorita
Winslow?
-
¿Le preguntaron sin muchas cortesías a dónde iba usted y cuál
era el motivo de su viaje, señorita Winslow?"
El narrador utiliza el DISCURSO REFERIDO para introducir otros
enunciados dentro del mismo.
Se emplea el estilo directo:
"-¿Qué quieres decir? –preguntó ella, sorprendida una vez más
por este hombre cuyas palabras eran su sorpresa.
-¿Por qué regresaste aquí? – dijo ella tratando de ser
comprensiva."
El estilo indirecto:
"Él dijo que durante treinta años había estado detenido sin
moverse mirando la hacienda"; "Villa no miró a Arroyo, pero dijo que no quería
andar cargando cadáveres de gringos"
Y, con menor frecuencia, el estilo indirecto libre, es decir
aquella
CONTAMINACIÓN
DE VOCES dentro de la misma secuencia discursiva:
"(Ahora ella se está sola y recuerda: Así no es la vida como
yo la entiendo. Ah, ¿ahora ella entendía la vida al fin, después de ser amada
por él?)"
"Pegó duro con el puño sobre el arzón y sintió y sintió el movimiento
de su imaginación literaria venciéndolo de nuevo, nerviosamente subiendo en
cosquillas desde sus estribos a lo largo de las piernas largas y flacas, hasta
el nudo de las emociones en el
centro solar del pecho.¿Estaba aquí para morir o para escribir una novela sobre
un general mexicano y un gringo viejo y una maestra de escuela
de Washington perdida en los desiertos del norte de México?".
Si estamos en presencia de un texto plurívoco, estamos también en
presencia de un texto polisémico, que, como hemos mencionado, supone diversas
lecturas, interpretaciones.
Estas diversas maneras de recibir una misma obra provienen de una
de las características del discurso literario, la de ser un TEXTO ABIERTO.
Otra de las características del texto literario es la
INTERTEX-TUALIDAD, en donde se introducen, en el presente texto, rasgos de otros
discursos
que, como la connotación propiamente dicha, agrega un plus extra de
significación al enunciado.
Encontramos, en esta obra, varias formas de intertextualidad, una
de ella es, en el capítulo X, la PARODIA de Los Diez Mandamientos, en la cual,
desde luego, la obra aludida es "La Biblia" y, por otra parte (podría ser desde
el ESTILO narrativo), "El
Diccionario
del diablo", ya que posee el sarcasmo de la obra del escritor Ambroise Beirce, a
quien representa el Gringo viejo:
"No adoréis más imágenes que las que aparecen en las monedas
de vuestro país; no matéis, pues la muerte libera a tu enemigo de su constante
penar; no robéis, es más fácil dejarse sobornar; honra a tu padre y a tu madre,
a ver si te heredan su fortuna".
También se menciona esta última obra en reiteradas ocasiones:
"-No las lea – dijo el viejo, limpiándose el bigote del sabor
pungente del tequila-.
Por otro lado, se alude a la obra de
Cervantes:
"El Quijote", el cual el gringo quería leer antes de morir.
También se mencionan fragmentos de
la carta que
A. Beirce dejó a sus amigos antes de marcharse a México:
"Ser un gringo en
México. Eso es eutanasia".
La descripción del espacio geográfico y el momento histórico
también dan cuenta de la intertextualidad; se mencionan ciudades -Chihuahua,
Washington DC-, países –México, EE.UU., Cuba- y personajes históricos reales
como Pancho Villa, el presidente Díaz, Carranza, el director de la cadena
periodística: Hearst y, desde luego, Ambroise Beirce, el escritor.
También se mencionan acontecimientos históricos como la Revolución
mexicana y la Guerra de Secesión – de la que participó, en la vida real,
Beirce-.
Un último aspecto que hemos encontrado a modo de homenaje o
recordatorio, y, que por otra parte podríamos encuadrar en el plano de lo
intertextual, es el tema del FUEGO.
Aunque parezca superfluo, el fuego ha representado, en esta obra,
el elemento destructor de lo vital para los personajes de esta historia (la
destrucción, por el fuego,
De la hacienda de Los Miranda, así como los papeles que
legitimaban la
propiedad
de las tierras), lo cual podría relacionarse con la suerte que corrieron los
indios cuando los conquistadores quemaban sus
libros
–que como los papeles de Arroyo, representaban, en forma escrita, la historia
del pueblo- o sus casas – en este caso, es el general Arroyo quien quema la
hacienda de los patrones, pero los fines siguen siendo los mismo: la
destrucción.
Dicha comparación no es tomada al azar, puesto que en la
narración, como hemos visto, se tiene en cuenta la figura del indio como parte
de la
comunidad,
del pueblo:
"cuando enterramos a Graciano, todos nuestros antepasados se
llegaron a la reunión, los apaches y los tobosos y los laguneros errantes que
cazaron y mataron en la tierra cuando la tierra no era de nadie".
Este paralelismo entre los símbolos mencionados se observa en
pocos fragmentos, sin embargo, no podíamos obviarlos.
Concluidos los análisis, presentamos a continuación una reseña
sobre la vida y obra del autor, junto con la corriente literaria a la que
pertenece para terminar de comprender algunos conceptos.
Carlos Fuentes:
Vida
Nace el 11 de noviembre de 1928 en
Panamá en
donde su padre comenzaba su carrera diplomática como representante de México.En
los años treinta su padre fue asignado como embajador de México en Washington
D.C. creciendo en medio del vibrante mundo americano de esa década. Ahí, al lado
de su padre, estudió la Historia y
Geografía de México.
En su imaginación fabricaría un México similar a la tierra de Oz. Al menos así
parecía a la vista de un joven mexicano, hijo de un diplomático y viviendo en u
n
hotel de lujo en la 16th street de Washington con una vista
majestuosa del Meridian Hill Park. En aquella época Fuentes encontró en
la
lectura de Mark Tawin, en las imágenes de las películas y los diarios la
capacidad de mezclar ilusiones con un corazón que latía verdad, autocelebración
de triunfos. En su escuela, una escuela pública, se reflejaban estas realidades
en las que había que creer. Creyó entonces en una
democracia
que se iniciaba en su salón de clases, mundo en el cual, por supuesto, él
participaba con una parte democráticamente importante. "En E.U.A. es importante,
a cualquier edad y en cualquier ocupación, el ser "popular". No he conocido otra
sociedad
en la que la
disciplina
mantenga una alta estima. Yo era popular. Yo era "normal". Pasarían varios años
para que Fuentes lograra descubrir la realidad de la tierra mexicana. Mientras
tanto vivió en Chile y
Buenos Aires en
donde tuvo un acercamiento importante con grandes personalidades de la esfera
cultural, com
o Pablo Neruda
y David Alfaro Siqueiros entre otros.
Llega a México a la edad de 16 años donde estudió la Preparatoria.
Se inició en el
periodismo
como colaborador de la
revista
"Hoy" y obtuvo el primer lugar del concurso literario del Colegio Francés
Morelos. Posteriormente obtiene el titulo de Licenciado en Derecho por la
UNAM.
En 1950 viaja a
Europa y
realiza estudios de Derecho Internacional en la
Universidad
de Ginebra. Aquí logró complementar su perspectiva literaria: La épica moderna
había sido la épica de la primera
persona del
singular, del Yo de San Agustín a Abelard, a Dante, Rosseau, Stendhal, Proust,
Joyce. A su regreso a México, Fuentes descubría en sí mismo que su verdadero
bautismo se lograba en la idea de que no importaba a dónde fuera,
el español
debía ser la lengua de su obra y
Latinoamérica
la cultura de su lengua. Para entonces
Octavio
Paz había escrito dos libros que daban un nuevo perfil a la
literatura
mexicana: "Libertad bajo palabra" y "El laberinto de la Soledad" obras que
influyeron notablemente las perspectivas de Fuentes. De su
amistad con
Paz aprendió que no existían culturas, razas, ni
políticas
privilegiadas; que nada debía apartarse de la literatura porque nuestro tiempo
vivía el momento de las mortales reducciones. Para la generación de Fuentes, el
problema no consistía en descubrir la
modernidad
de México sino su tradición. El pasado se encontraba brutalmente dañado por la
enseñanza
petrificada que se impartía en las escuelas secundarias; predominaban formas
grotescas de
nacionalismo.
Un maestro marxista le dijo en una ocasión que leer a Kafka era
antinacionalista; un crítico fascista le dijo lo mismo y un autor mexicano que
daba una pomposa lectura en
Bellas
Artes juzgaba a los lectores de Proust como prostituidos. En 1959 publica
sus primeros
cuentos
titulados "Los días enmascarados", reunidos en la Colección Los Presentes. Al
lado de Emmanuel Carballo dirige la "Revista Mexicana de Literatura", y "El
Espectador" con Víctor González Olea y Enrique González Pedrero. El México de
los años cuarenta y cincuenta que Carlos Fuentes describió en "La región más
transparente", es un México imaginario, tal como escribiera sobre el México de
los años ochenta y noventa en "Cristóbal Nonato". Pensaba que el Londres de
Dickens y el París de Balzac no podían haberse conocido si ellos no los hubieran
primero imaginado. Su obra recibe en este momento una importante influencia: el
pensamiento
y la obra de Balzac. Durante los años sesenta vivió en París, Venecia, Londres y
México. En 1962 escribe "Aura" novela en la que nunca quiso resolver un enigma.
Lo importante era reconocer que ahí existía un enigma. En los setenta estuvo en
el Instituto Woodrow Willson de Washington. Fue embajador de México en
Francia
(1972-1978) cargo al que renuncia en el momento en el que Gustavo Díaz Ordaz es
nombrado embajador de México en España. El Ex-Presidente era el asesino del
movimiento estudiantil del 68 en Tlatelolco. En 1984 recibe el Premio Nacional
de
Ciencias
y en 1987 se le otorga el Premio Cervantes.
- Los días enmascarados (1954) - La región más transparente (1958)
- Las buenas conciencias (1959) - Aura (1962)- La muerte de Artemio Cruz (1962)
- Cantar de ciegos (1964) - Zona Sagrada (1967)- Cambio de
piel
(1967)- Cumpleaños (1969) - La nueva novela hispanoamericana (1969)- El mundo de
José Luis Cuevas (1969) - Todos los gatos son pardos (1970)- El tuerto es rey
(1970)- Casa con dos puertas (1970)- Tiempo mexicano (1971)- Los
reinos
originario
teatro
hispano-mexicano (1971) - Cuerpos y
ofrendas
(1972) - Terra Nostra (1975) - Cervantes o la
crítica
de la lectura (1976)- La cabeza de la hidra (1978) - Una familia lejana (1980) -
Agua
quemada (1981) - Orquídeas a la luz de la luna (1982)- Gringo Viejo (1985) -
C
ristóbal Nonato (1987)
- Constancia y otras
novelas para
vírgenes (1990) - Valiente mundo nuevo (1990) -La campaña (1990) -Ceremonias del
alba
(1990) -El espejo enterrado (1992) -El naranjo o los círculos del tiempo (1993)
-Diana o la Cazadora Solitaria (1996)
Difusión exitosa y simultánea de un reducido
grupo
de escritores, en los años sesenta del siglo XX, que no configuraron ningún
grupo, tendencia o escuela artística, y cuya única seña de identidad en común
era el uso de la lengua española y el hecho no ser nativos de España sino de
diversos países del bloque hispanoamericano.
La mayoría de los especialistas suele situar el inicio de este fenómeno
centrado en el género novelístico, con obras que estuvieron no sólo un gran
reconocimiento crítico sino también un elevado número de lectores en junio de
1963, con la publicación de la mítica y revolucionaria rayuela, del argentino J.
Cortázar, que fue contemporánea de los primeros títulos significativos del
peruano M. Vargas Llosa (La ciudad de los perros, 1963; La casa verde, 1966),
del mexicano C. Fuentes( la muerte de Artemio Cruz, 1962; cambio de piel, 1967)
y sobre todo el colombiano G. García Márquez, cuya novela Cien Años de Soledad (
1967), consolidó el boom hasta el punto de convertirse en la obra más famosa,
vendida y traducida de la lengua española, entre todas las posteriores del
quijote.
Estos cuatro autores constituyeron el indiscutible grupo protagónico del
acontecimiento editorial que se comenta, y que tuvo como principal virtud la de
ayudar a difundir y apreciar en el ámbito internacional el hombre y la obra de
otros autores hispanoamericanos que les habían precedido o que eran sus
contemporáneos, e incluso de muchos otros que surgieron en los años
inmediatamente posteriores, hasta finales de la década de los sesenta; fecha en
la que puede situarse el final de este periodo expansivo de las literaturas
hispánicas transatlánticas, en una Europa y unos Estados Unidos hasta entonces
más bien indiferentes ante ellas.
En el primer grupo configurado por autores de la obra ya consolidada que el
boom ayudó a poner en circulación a partir de la segunda mitad de los años
sesenta, cabe mencionar a los argentinos J. L.
Borges, E .
Sábato,
A. Bioy Casares; y M. Mujica Láinez, al uruguayo J. C. Onetti, al chileno J.
Donoso, al peruano J. R. Ribeyro, al colombiano A. Mutis, al venezolano A. Uslar
Pietri, al paraguayo A. R. Bastos; a los cubanos Infante, al guatemalteco M. A.
Austrias y a los mexicanos J. Rulfo y J. J. Arreola.
Muchos dicen que surge como una caricaturización de la realidad. Pero otros
afirman que el escritor busca manifestar su punto de vista de la realidad.
También se dice que surgió por la misma necesidad de los escritores de mostrar
algo innovador, algo que rompiera con todas las facetas, algo que le dejara
crear su propio estilo, algo que le permitiera liberar y dar rienda suelta a su
imaginación, alguna cosa que invitara a los lectores a retomar el gusto por la
literatura.
Al hablar del boom nos referimos a un grupo de narradores que se da a conocer
con una proyección internacional a partir de la publicación de sus obras en
España, donde se instalaron, huyendo de los regímenes autoritarios.
Los maravillados escritos de los Cronistas de Indias y su sentido
de estar en otro mundo conquistando tierras que sólo en su fantasía poblada de
libros de caballerías podían hallar paralelo se convirtió de hecho en los
pueblos hispanoamericanos en una señal de identidad cultural de la que derivó
una nueva corriente
estética
como
el Realismo
Mágico o, según concibe Alejo Carpentier, lo Real Maravilloso.
La narrativa describe cosas irreales como si fueran reales y
cotidianas y las cosas cotidianas como si fuesen irreales; se renueva el
lenguaje y las
técnicas
narrativas y las historias, que pueden estar basadas en sucesos de la vida real,
incorporan elementos extraños, fantásticos o legendarios, pueblos mitificados,
espacios y lugares fruto de la especulación y personajes que, como pueden
existir, también pueden ser irreales o fruto híbrido y mestizo entre lo
verdadero, lo imaginario y lo inexistente, que hace difícil separarlos.
Al comparar una novela que fue escrita antes del periodo del boom, con otra
que fue hecha durante esta transición literaria, se repara en que la historia
que fue escrita antes del Boom Latinoamericano nos
muestra una
realidad plana y sombría, una realidad normal y verdadera, una realidad
existente, mientras qu
e la novela
escrita después del Boom Latinoamericano muestra muchas facetas de un mismo
lugar, de un mismo personaje o del tiempo que recrean la realidad, es decir, se
rompe todas las barreras entre lo fantástico y lo habitual y convierte esta
mezcla en una nueva realidad, que es perfecta para poder dejar que su
inspiración fluya, circule y deje salir las mejores ideas.
Muchas novelas que corresponden a la época del Boom latinoamericano, no
tienen orden cronológico de los sucesos que ocurren en él, por ejemplo,
normalmente una novela comenzaría en aquel momento en que los protagonistas se
conocen, y terminaría cuando después de muchos
problemas
y ajetreos, se casan; en este tipo de novelas no, puede empezar cuando
contrajeron matrimonio y terminar, cuando la novia, después de enterarse de la
infidelidad de su prometido con su mejor amiga, intenta suicidarse y él la
salva, con lo cual ella quedó nuevamente enamorada de él y acondicionan todo
para el día de su matrimonio.
Leer más:
http://www.monografias.com/trabajos75/analisi-literario-novela-gringo-viejo/analisi-literario-novela-gringo-viejo2.shtml#ixzz32UZj7Gse