sábado, 31 de mayo de 2014

SANTA, FEDERICO GAMBOA.



                                                                           Santa (1931)
México Blanco y Negro
Lugar dentro de las 100 mejores películas del cine mexicano: 67

Una producción de: Compañía Nacional Productora de Películas
Género: Melodrama pasional
Duración: 81 min.
Sonido: Monoaural
Dirección: Antonio Moreno
Asistente de Dirección: Ramón Peón, ayudado por Fernando de Fuentes; segundo asistente: Carlos L. Cabello; anotadora: Loreta Burke de Hubp
Producción: Juan de la Cruz Alarcón; jefe de producción: Gustavo Sáenz de Sicilia; supervisor: José B. Castellot, Jr.
Guión: Carlos Noriega Hope, sobre la novela de Federico Gamboa
Fotografía: Alex Phillips; operador de cámara: Agustín P. Delgado
Escenografía: Fernando A. Rivero
Maquillaje: Tilly (señora Capilla)
Edición: Aniceto Ortega
Sonido: Roberto Rodríguez y Joselito Rodríguez
Música: Agustín Lara; dirección musical: Miguel Lerdo de Tejada

Reparto:
Lupita Tovar .... Santa
Carlos Orellana .... Hipólito
Juan José Martínez Casado .... El Jarameño
Donald Reed .... Marcelino
Antonio R. Frausto .... Fabián
Mimí Derba .... doña Elvira
Rosita Arriaga .... madre de Santa
Joaquín Busquets .... Esteban
Feliciano Rueda .... borracho del burdel
Jorge Peón .... Genarillo
Alberto Martí .... amigo de El Jarameño
Ricardo Carti .... doctor
Sofía Álvarez .... prostituta
Rosa Castro .... prostituta
Lupita Gallardo .... prostituta
Nena Betancourt .... cantante
Jorge Marrón "Doctor IQ" .... cabaretera
Raúl de Anda .... extra
Ismael Rodríguez .... extra
Fernando A. Rivero
Carlos Bocanegra
Parkey Hussian
Cube Bonifant

Sinopsis:Santa es una humilde muchacha que vive feliz con su familia en el pequeño poblado de Chimalistac hasta que el militar Marcelino la seduce y la abandona. A partir de esta situación, la joven sufrirá la pena de ser expulsada de su hogar y condenada a la prostitución.
Comentario:Las películas sonoras llegaron a México en 1929, mismo año en que se llevaron a cabo los primeros experimentos de sincronización entre imágenes y sonido en nuestro país. La era del cine silente llegaba a su fin y el saldo no era positivo para el cine mexicano. A pesar de decenas de esfuerzos, no había sido posible crear una industria cinematográfica nacional capaz de competir con la cada vez más poderosa industria del celuloide hollywoodense.
A pesar del estado de las cosas, el país vio aumentar en poco tiempo la efervescencia alrededor del cine y sus posibilidades. La llegada del cineasta soviético Sergei Eisenstein en 1930 entusiasmó a un buen número de personajes de la élite cultural mexicana interesados en el cine como fenómeno artístico. Por otra parte, y sin relación directa con la filmación de ¡Que viva México! (1930-1932), el distribuidor Juan de la Cruz Alarcón formó en 1931 la Compañía Nacional Productora de Películas, asociado con el director Gustavo Sáenz de Sicilia y el periodista Carlos Noriega Hope, entre otros. El resultado inmediato de esta alianza sería Santa, la primera cinta mexicana filmada con sonido óptico y la que inauguraría la etapa industrial en el cine mexicano.
Lo que diferenciaba a la Compañía Nacional Productora de Películas de empresas similares que habían fracasado en el pasado era, simplemente, la visión a largo plazo de sus creadores. Financiada con la venta de acciones, esta productora no dependía de la inmediata recuperación en taquilla de sus filmes para asegurar su sobrevivencia. Aún así, el éxito de Santa permitió a la Nacional Productora permanecer por algunos años y entusiasmar a otros mexicanos para lanzarse a la aventura de crear una industria cinematográfica nacional.
El proyecto de Santa aprovechó la coyuntura provocada por la aparición del cine sonoro en Hollywood y la consecuente necesidad de producir filmes para el mercado hispanohablante. La solución  de filmar versiones en castellano de sus filmes no satisfacía a ninguno de los públicos al que iban dirigidas esas películas. Más que un "cine hispano" se hacían necesarias diversas cinematografías en español. Aún así, Santa fue casi un producto del "cine hispano", con personal técnico y artístico, entre ellos su director y la estrella principal.
La historia de Federico Gamboa, que ya había sido llevada al cine en 1918, fue adaptada hasta convertirla en un melodrama romántico despojado del naturalismo de la novela original. El público mexicano respondió favorablemente y Santa permaneció varias semanas en cartelera, convirtiéndose en el primer éxito de taquilla de la naciente industria del cine mexicano.

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